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Potente anestésico local que actúa en forma directa sobre los nervios sensoriales y motores, produciendo una pérdida localizada, reversible y temporal de la sensibilidad y la capacidad motora
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Los niveles de burbuja pueden variar mucho en tamaño y forma. El nivel que compres dependerá de la frecuencia con la que planees usarlo y del largo o ancho de los objetos que vayas a medir.
Si necesitas un nivel de burbuja de uso general para medir una variedad de tamaños de objetos, un nivel de carpintero es probablemente el adecuado para ti. Estos tienen entre 10 y 180 cm (2 y 6 pies) de largo.
Prueba un nivel torpedo si quieres una opción portátil que quepa en una caja de herramientas y mida espacios reducidos. Pueden ser tan pequeños como 15 cm (6 pulgadas). Estos niveles generalmente tienen un vial diagonal para ayudarte a encontrar una nivelación a 45 grados.
El nivel de construcción es genial para medir superficies anchas y largas como las paredes. Pueden ser de 120 cm (4 pies) o más de largo. Sin embargo, no funcionará para medir objetos más pequeños, por lo que no es una buena opción para un nivel de uso múltiple.[1]
El nivel probablemente tendrá dos pequeños viales o tubos llenos de líquido: uno horizontal y otro vertical. Usarás el vial horizontal para encontrar el plano horizontal. Notarás que el vial tiene una burbuja y dos líneas en el centro, llamadas marcas de guía.[2]
La suciedad y los escombros pueden alterar el nivel, lo que puede ser problemático. Basta con pasar una mano enguantada por el nivel y el objeto para asegurar que la medición sea precisa.[5] Si usas el nivel a menudo, quita la suciedad que se haya acumulado en los bordes.[6]
El objeto horizontal puede ser un par de ladrillos, un cuadro enmarcado, una plataforma o incluso el suelo. Mientras tanto, un objeto vertical podría ser una pared, un armario, un marco de puerta o un poste de valla. Comprueba que la burbuja esté dentro de las marcas a la derecha e izquierda (horizontal) o en la parte superior e inferior (vertical).
Mueve el nivel a la derecha o a la izquierda para las mediciones horizontales, o arriba o abajo para las verticales. A veces, los niveles están mal hechos, dañados o defectuosos, lo que hace que los resultados sean inexactos.[8] Puedes comprobar la medición recolocando el nivel en el objeto y asegurándote de que la medición sea la misma.[9]
Si descubres que el objeto no está nivelado, puedes optar por nivelarlo. Por ejemplo, si el objeto horizontal es un par de ladrillos, puedes añadir más mortero bajo el ladrillo que está más abajo.[10] O, si el objeto vertical es un armario, puedes decidir añadir una pieza de relleno entre el armario y la pared sobre la que se apoya.
Los niveles láser pueden ser de bolsillo o tan grandes como un dispositivo de construcción de tamaño completo. Mientras que los que son nuevos en los niveles querrán empezar con un nivel de burbuja, es posible que descubras que un nivel láser es una gran opción si quieres invertir en un dispositivo que sea más preciso y portátil. Considera una variedad de tipos dependiendo de tu presupuesto y el proyecto a realizar.[12]
Muchos niveles láser pueden encajar perfectamente en un trípode de cámara estándar. Esto te permitirá alcanzar la altura óptima para el proyecto.[17]
Enciende el láser y pasa un tiempo ajustándolo si es necesario. Puedes colocarlo cerca o lejos del objeto. Los niveles láser funcionan como proyectores, enviando un rayo de luz directo que revela cómo se ve una línea nivelada en un plano determinado.[18]
El nivel láser puede salirse un poco de su sitio mientras trabajas. Haz una marca con un lápiz para llevar un control de los puntos de referencia clave, solo por si acaso.[19]
https://es.wikihow.com/usar-un-nivel
Cambia tu postura de reposo para minimizar la tensión. Cuando haces una tarea mientras estás sentado en tu escritorio o conduciendo, ¿notas que aprietas la mandíbula? Reduce la tensión en el rostro y la mandíbula cambiando la posición de reposo de la boca. Coloca la lengua en la parte superior de la boca y deja que la parte inferior de la mandíbula cuelgue abierta. Respira por la nariz de forma profunda y constante.[2]
Practica la relajación muscular progresiva para aliviar los músculos faciales. Elige un lugar tranquilo en donde puedas sentarte o recostarte. Respira profundo y concéntrate primero en tensar los músculos de la frente elevando las cejas lo más que puedas. Luego relájate. Ahora, frunce el ceño lo más que puedas. Luego relájate. A partir de allí, continúa con los ojos. Ciérralos con fuerza y luego suéltalos. Ahora reposa los músculos del rostro, tensando y relajando cada grupo muscular a medida que lo hagas.[3]
Hazte un masaje para liberar la tensión. Usa ambas manos si es posible, empezando con los ganglios linfáticos (el área debajo de las orejas) y realizando movimientos descendentes suaves en ambos lados. Prosigue hacia arriba y masajea los músculos del mentón y la mandíbula moviendo el dedo índice y el medio juntos en círculos suaves y pequeños. Ahora ve al área de las fosas nasales en ambos lados de la nariz, debajo de los ojos y luego en las cejas. Termina masajeándote la frente y las sienes.[4]
Ve a un spa para recibir un tratamiento profesional y eliminar el estrés. Una sesión facial con una masajista o esteticista profesional puede reducir la tensión en los músculos faciales. Reserva un facial y un masaje con un profesional buscando en internet o pidiendo a tus amigos que te recomienden uno. Pídele que se centre en tu cabeza, cuello y rostro para así enfocarte en las áreas problemáticas.[6]
Estira todos los músculos del rostro. Abre la boca lo más que puedas. Al mismo tiempo, arruga la nariz, frunce el ceño y aprieta los ojos para cerrarlos con firmeza. Mantente así por unos segundos y luego relájate. Repite todo este estiramiento de rostro según lo necesites.[7]
Mueve la mandíbula en tres direcciones para aliviar la tensión. La mandíbula suele abarcar una gran parte del estrés. Esto puede contribuir con los problemas crónicos en esta área, como el dolor y la rigidez. Puedes estirar la mandíbula primero abriendo un poco la boca y empujando la mandíbula inferior hacia adelante con suavidad, de modo que tengas una submordida exagerada. Luego relájate. Después debes empujar la mandíbula hacia un lado con suavidad para tener una submordida torcida y exagerada. Luego relájate. Repítelo en el otro lado.[8]
Saca la lengua para relajar la garganta, la boca y la mandíbula. No olvides la lengua cuando realices estos estiramientos. Saca la lengua por completo y estírala hacia abajo. Relájate y luego repite este estiramiento, solo que esta vez mantén la lengua hacia un lado, tocando la mejilla. Relájate y repítelo en el otro lado.[9]
Hincha las mejillas para realizar un estiramiento facial completo. Imagina que tocas la trompeta y soplas hasta inflarte las mejillas. Mantén esta postura llenando toda tu boca con aire y presión por 20 segundos. Sentirás que te estira las mejillas por dentro y por fuera.[10]
Abre las fosas nasales para estirar los músculos que las rodean. Quizás tu nariz no necesite mucho masaje, pero si abres y estrechas las fosas nasales, puedes doblar y estirar los músculos a su alrededor, lo que abrirá los senos paranasales y ejercitará los músculos alrededor de la boca y las mejillas. Concéntrate en las fosas nasales y en abrirlas.[11]
Medita para reducir el nivel de estrés general. Los detalles y las técnicas de meditación específicos pueden variar dependiendo del método que elijas, incluido el tai chi, la meditación de mantra, la meditación guiada, etc. Existe más de una manera de meditar, pero todas estas formas comparten prácticas esenciales que cualquiera puede usar con un mínimo de práctica, como las siguientes:[12]
Practica yoga para relajar todo el cuerpo y la mente. Respira profundo y usa tu propio cuerpo para ejercer resistencia y estirarte y eliminar el estrés. El yoga es una manera grandiosa de eliminar el estrés acumulado mejorando la conexión entre el cuerpo y la mente, fomentando la plenitud mental y estirando los músculos tensos. También es un tipo de arte y ejercicio que cualquiera con una movilidad moderada o buena podrá practicar.[13]
Haz ejercicio con frecuencia para liberar endorfinas. Mantener la salud física es una parte importante de tu bienestar emocional general. Caminar tan solo 20 minutos al día puede reducir la ansiedad y el estrés, y desencadenar la liberación de endorfinas (los componentes naturales del cuerpo que calman el dolor y mejoran el estado de ánimo). El ejercicio más vigoroso (como correr) puede ampliar estos beneficios.[15]
Sal al aire libre para calmar la mente. Pasar un tiempo rodeado de árboles y otras plantas puede aliviar los signos físicos del estrés, reduciendo los niveles como los de la presión arterial y el cortisol, la hormona del estrés del cuerpo. Si puedes ir a un área boscosa, estos efectos pueden ser incluso mayores en los bosques.[16]